Es curioso observar como el Kata, en cuarentena, toma protagonismo, vituperado por algunos, acusado de poca utilidad por varios, lo vemos uniendo mente y el cuerpo para mantenernos enfocados, su vigor y belleza reconforta.
(English version below – Versione italiana in calce)
By Darwin Rojas Frías 5° Dan KWF
Chief Instructor SHOWAKAI KARATE DO USA (Miami)
Instagram – Facebook
“en la esquina cerca del closet
fantasmas de historias me dan la mano
no hay fieras
vivo el momento antes del hombre
donde lo bello y lo horrendo no existían. “ D.R.
Donde nunca se miente (Fragmento poema: el cuarto)
El Karate Do viene cambiando desde su origen, ser inmutable nunca fue el ritmo de su follaje que se ha esparcido por el mundo entero, vertiendo su conocimiento en las culturas que lo han recibido e interpretado.
No puede haber absolutos en el camino de las estrategias en las artes marciales, las sólidas raíces que cultivaron el Karate Do deben ampliarse según los vientos de la experiencia y el destino. Un atisbo a su historia comprobaría su adaptación a los nuevos espacios y necesidades sociales.
El encierro mundial nos muestra con agudeza y mayor color el horizonte de la libertad.
Enfrentar cambios y vicisitudes no es cosa fácil, el homo sapiens, en pleno reinado, debe guarecerse en las entrañas de sus hogares, algunos con o sin celulares y televisores se han inclinado por transitar sus laberintos internos, sin el hilo de Teseo, deberán cruzar sus realidades, deseos, valentías y temores.
Así estamos y así está el Karate Do del estilo que sea, el encierro mundial nos muestra con agudeza y mayor color el horizonte de la libertad, hoy luce más que nunca, la belleza de un Oi Tzuki. Sus detractores cuando dicen que es una técnica peligrosa, frontal, sin una guardia de protección, no se equivocan, pero no perciben el acto supremo de la entrega, el vigor de un corazón determinado, el manantial del cual bebe el arte del Karate Do.
El Karate Do es acción física impulsada con el vigor de quien niega darse por vencido. Símbolo y movimiento conjugan sus técnicas, el espíritu de Bassai en una cocina o una sala de estar, anima a derribar los obstáculos, somos alquimia de piel y emociones, por siglos hemos venerado al águila y las rayas del tigre, las múltiples ejecuciones de Kata que hoy florecen en las redes sociales nos recuerdan que somos parte de un conjunto mayor, los ritmos de la Naturaleza.
El Hombre es él y el otro, el respeto que transmite el Karate Do hoy es más importante que nunca, Rei y Saho pueden mantener en armonía a un planeta entero, la maravilla del Karate Do es su búsqueda de control bajo la tutela de las buenas maneras y el proceder correcto. Sabemos que decirlo es fácil, si de golpes y malos humores se tratara la vida, muchos ya habrían alcanzado el elixir de la sabiduría.
El Karate Do es acción física impulsada con el vigor de quien niega darse por vencido.
Es curioso, por no decir gratificante, observar como el Kata, en cuarentena, toma protagonismo, vituperado por algunos, acusado de poca utilidad por varios, lo vemos uniendo mente y el cuerpo para mantenernos enfocados, su vigor y belleza reconforta. Verlo o realizarlo nos libera de las cuatro paredes que hoy circunscriben la vida de la humanidad en casi todo el mundo.
Un pedacito de kata nos alegra frente al closet o llena de ilusión a un niño ejecutándolo en su clase online.
El Kata se puede interpretar de muchas maneras, encanta con sus ritmos de magia y poder, activa el cuerpo en su componente biológico y te da conocimientos para usarlo como una unidad de defensa y ataque. Y lo más importante, te recuerda que estas vivo.
La Humanidad es mucho más que composición de números binarios, entre errores y aciertos saciamos nuestra sed con mitos y leyendas, hemos sido devastados por fenómenos naturales y el horror de las guerras. El mismo Karate Do es mármol estilizado por las inclemencias de las situaciones políticas y sociales vividas por sus creadores y la experiencia aportada por sus practicantes.
Los múltiples Tzuki o Mawashi geri que inundan hoy los salones online son el vínculo con el ayer y un presente inesperado que va mucho más rápido que nuestra comprensión. La experiencia virtual nos une y nos separa, mientras nuestro complejo sistema de percepción se ajusta a nuevas maneras de comprensión de todo cuanto nos rodea.
Observar lo que acontece desde el vigor y actitud de Tekki no estaría mal, gesto y postura son símbolos que riegan lo más profundo de nuestra mente y sentir. Comprender y reaccionar ante la problemática diaria con la actitud de un jinete bien dotado de armadura y determinación nunca viene mal, aunque los tiempos de hoy, tal vez nos propongan dejar galopar libre y sin ataduras al corcel.
No por capricho la clase de Karate Do comienza con Mokuso, solo desde tu interior puedes decidir con certeza tus pasos, no importa el lugar donde lo realices, desde tu baño, antes del café, en la cocina, lo que importa es lo que decides y consigues en tu interior.
Las múltiples ejecuciones de Kata que hoy florecen en las redes sociales nos recuerdan que somos parte de un conjunto mayor.
Cada uno escoge su Karate y su camino, cada uno maneja su distancia en Kumite. Táctica y estrategia construyen el Kamae, sólido y dinámico debe resolver los diferentes escenarios. El hombre común (¿Quién no lo es en estos días?) volverá a las calles, deberá decidir cómo afrontar los cambios, progreso y destrucción podrían ir de la mano, luego de escoger el color de la mascarilla, no hay vuelta atrás, se debe vivir.
Sin duda que el Karate Do no tiene todas las respuestas, me atrevo a decir que hoy resurgirá con más vigor que nunca, no hay mejor momento para profundizar nuestro Zanshin, dejemos al cuerpo ser cuerpo, pero abramos la puerta a los poderes del espíritu, no permitamos que el Mute y el Video vivan lo que no les pertenece, nuestra vida.
Reflection in a time of quarantine
It is simply interesting, to observe how the Kata, in quarantine, takes center stage, criticized by some, accused of little value by others, we see it uniting mind and body to keep us focused, its vigor and beauty comfort us.
“In the corner of the closet
The ghosts of history hold my hand
No beasts
I live for the moment before the man
When the beautiful and the horrific did not exist.” D.R.
Donde nunca se miente (Where No One Ever Lies)
(Poem fragment: the fourth)
Original in Spanish. Translated by: Gadeth Espinoza.
Karate-Do has been changing since the beginning, being immutable was never the rhythm of its foliage that has spread throughout the world, pouring knowledge into the cultures that have received and interpreted it.
There can be no absolutes in the way of strategies in the martial arts, the solid roots that cultivated Karate-Do must be expanded according to the winds of experience and destiny. A cursory glance at history would prove the adaptation to new spaces and social needs.
The global confinement shows us the sharpness and color of the horizon of freedom.
To address changes and vicissitudes is not simple, the homo sapiens, in full reign, must be kept in the bowels of their homes. Some people with or without smartphones and televisions have inclined to transit their own labyrinths without The Thread of Theseus; they will have to face their realities, desires, courage, and fears.
That is the way we live and Karate-Do does it as well. The global confinement shows us the sharpness and color of the horizon of freedom and it is seen more than ever; the beauty of an Oi Tzuki.
Its detractors when they say that is a dangerous technique, frontal, without protective equipment, they are not wrong, but neither do they perceive the complete dedication, the strength of a determined heart, the spring which is drunk by Karate-Do.
Karate-Do is physical action driven by the vigor of one who refuses to give up. Symbol and movement combine techniques, the spirit of Bassai in a kitchen or a living room encourages breaking down obstacles, we are the alchemy of skin and emotions. For centuries we have worshipped the eagle and the stripes of the tiger, the multiple executions of Kata that currently flourish in the social networks remind us that we are part of something much bigger, the rhythms of Nature.
The Man is himself and the other one. The respect that Karate-Do conveys is very important. Rei and Saho can keep in harmony an entire planet, the wonder of Karate-Do is the search of control under the guardianship of good manners and correct behavior. We know that it is easy to say that if life were only about blows and bad moods, many people would have already reached the elixir of wisdom.
Karate-Do is physical action driven by the vigor of one who refuses to give up.
It is simply interesting, not to mention gratifying, to observe how the Kata, in quarantine, takes center stage, criticized by some, accused of little value by others, we see it uniting mind and body to keep us focused, its vigor and beauty comfort us. Seeing it or working it makes us free from the four walls that currently confine the life of humanity in almost the entire world.
A little section of kata makes us happy in front of the closet or fills a child performing it in his online class with excitement.
Kata can be interpreted in many ways, it enchants with its rhythms of magic and power, it activates the body in the biological component and gives us the knowledge to use it as a unit of defense and attack. Most importantly, it reminds us that we are alive.
The humanity is much more than the composition of binary numbers, between errors and successes we quench our thirst with myths and legends, we have been devastated by natural phenomena and tragedy of wars. The same Karate-Do is marble stylized by the inclemency of the political and social situation lived by its creators and the experience contributed by its practitioners.
The multiple Tzuki or Mawashi Geri strokes that currently flood the online classroom are the connection to yesterday and an unexpected present that goes much faster than our understanding. The virtual experience unites and separates us, while our complex system of perception is adjusted to new ways of understanding everything around us.
To observe what happens from Tekki’s vigor and attitude would not be wrong, gesture and posture are symbols that supply the deepest part of our mind and feelings. Understanding and reacting to daily problems with the attitude of a well-armored and determined rider is never wrong, even though at this time, it may propose to let us ride freely and untethered to the steed.
Not by whim, the Karate-Do class begins with Mokuso, only from our inside can we decide with certainty our steps, it does not matter the place where we perform it, from the bathroom, before the coffee, in the kitchen, what matters is what we decide and obtain in our inner self.
The multiple executions of Kata that currently flourish in the social networks remind us that we are part of something much bigger.
We choose our Karate and path; we manage the distance in “Kumite”. Tactics and strategies, build the Kamae; solid and dynamic must solve the different scenarios. The common man (Who is not one at present?) will return to the streets, he will have to decide how to face the changes, progress and destruction could go hand in hand, after choosing the color of the mask, there is no turning back, we must live.
No doubt Karate-Do does not have all the answers, I dare say that it will emerge with more vigor than ever, there is no better time to deepen our Zanshin, let the body be body, but open the door to the powers of the soul, we do not let the Mute and Video live what does not belong to them, our life.
Riflessioni dalla quarantena
È curioso osservare come il Kata, in quarantena, sia al centro della scena, vituperato da alcuni, accusato di scarsa utilità da altri, lo vediamo unire mente e corpo per tenerci concentrati, il suo vigore e la sua bellezza ci confortano.
“Nell’angolo vicino all’armadio
i fantasmi della storia mi danno la mano
non ci sono fiere
vivo il momento prima dell’uomo
dove il bello e l’orrendo non esistevano.” D. R.
Dal libro: Dove non si mente mai.
(Frammento dal poema: Il quarto)
Il Karate Do muta fin dalle sue origini, essere immutabile non è mai stato il ritmo del suo “fogliame” che, diffondendosi in tutto il mondo, ha riversato le sue conoscenze nelle culture che lo hanno accolto e interpretato.
Non ci possono essere “assoluti” nel cammino delle strategie nelle arti marziali, le solide radici che hanno coltivato il Karate Do devono essere espanse secondo i venti dell’esperienza e del destino. Uno sguardo alla sua storia dimostra il suo adattamento a nuovi spazi e bisogni sociali.
Il confinamento globale ci mostra con acutezza e maggiore colore l’orizzonte della libertà.
Affrontare i cambiamenti e le vicissitudini non è facile: l’homo sapiens, all’apice del suo regno, deve rifugiarsi nelle viscere delle proprie case, alcuni – con o senza cellulari e televisori – sono inclini a transitare nei loro labirinti interni senza il filo di Teseo… dovranno attraversare le loro realtà, i desideri, il coraggio e le paure.
Così siamo e così è il Karate Do, di qualsiasi stile. Il confinamento globale ci mostra con acutezza e maggiore colore l’orizzonte della libertà, oggi più che mai la “bellezza” di un Oi Tzuki.
I suoi detrattori, quando dicono che è una tecnica pericolosa – davanti, senza le protezioni – non hanno torto, ma non percepiscono l’atto supremo di arrendersi, la forza di un cuore determinato, la fonte da cui beve l’arte del Karate Do.
Il Karate Do è un’azione fisica guidata dal vigore di chi rifiuta di darsi per vinto. Simbolo e movimento coniugano le loro tecniche: lo spirito del Bassai in una cucina o in un salotto incoraggia a demolire gli ostacoli, siamo alchimia di pelle ed emozioni, da secoli veneriamo l’aquila e le strisce della tigre, le molteplici esecuzioni di Kata che oggi fioriscono nei social network ci ricordano che siamo parte di un insieme più grande, i ritmi della Natura.
L’Uomo è egli stesso e l’altro. Il rispetto che trasmette il Karate Do oggi è più importante che mai, Rei e Saho possono mantenere in armonia un intero pianeta. La meraviglia del Karate Do è la sua ricerca del controllo sotto la tutela delle buone maniere e del comportamento corretto. Sappiamo che è facile dirlo, se la vita non fosse fatta di colpi e di cattivo umore molti avrebbero già raggiunto l’elisir della saggezza.
Il Karate Do è un’azione fisica guidata dal vigore di chi rifiuta di darsi per vinto.
È curioso, per non dire gratificante, osservare come il Kata, in quarantena, sia al centro della scena, vituperato da alcuni, accusato di scarsa utilità da altri, lo vediamo unire mente e corpo per tenerci concentrati, il suo vigore e la sua bellezza ci confortano. Vederlo o realizzarlo ci libera dalle quattro mura che oggi circoscrivono la vita dell’umanità in quasi tutto il mondo. Un pezzetto di kata ci rende felici davanti all’armadio o riempie di entusiasmo un bambino che lo esegue nella sua classe online.
Il Kata può essere interpretato in molti modi, incanta con i suoi ritmi di magia e potenza, attiva il corpo nella sua componente biologica e ti dà la conoscenza per usarlo come unità di difesa e di attacco, ma soprattutto, ti ricorda che sei vivo.
L’Umanità è molto più che la composizione di numeri binari, tra errori e successi saziamo la nostra sete con miti e leggende, siamo stati devastati dai fenomeni naturali e dall’orrore delle guerre. Lo stesso Karate Do è marmo stilizzato dalle inclemenze delle situazioni politiche e sociali vissute dai suoi creatori e dall’esperienza dei suoi praticanti.
I molteplici Tzuki o Mawashi geri che oggi inondano le palestre virtuali sono il collegamento con ieri e un regalo inaspettato che va molto più veloce della nostra comprensione. L’esperienza virtuale ci unisce e ci separa, mentre il nostro complesso sistema di percezione si adatta a nuovi modi di comprendere tutto ciò che ci circonda.
Osservare ciò che accade dal vigore e dall’atteggiamento del Tekki non sarebbe sbagliato, il gesto e la postura sono simboli che nutrono la parte più profonda della nostra mente e dei nostri sentimenti. Comprendere e reagire ai problemi quotidiani con l’atteggiamento di un cavaliere ben corazzato e determinato non è mai sbagliato, anche se i tempi di oggi ci propongono di lasciarci galoppare liberi e slegati dal destriero.
Una classe di Karate Do non inizia con il Mokuso per capriccio. Solo dal tuo interno puoi decidere con certezza i tuoi passi, non importa il luogo dove te ne rendi conto… dal tuo bagno, prima del caffè, in cucina, quello che conta è quello che decidi e che ottieni nella tua interiorità.
Molteplici esecuzioni di Kata che oggi fioriscono nei social network ci ricordano che siamo parte di un insieme più grande.
Ognuno sceglie il suo Karate e il suo percorso, ognuno gestisce la sua distanza nel “Kumite”. Tattica e strategia costruiscono il Kamae, solido e dinamico deve risolvere i diversi scenari.
L’uomo comune (chi non lo è al giorno d’oggi?) tornerà per le strade, dovrà decidere come affrontare i cambiamenti, il progresso e la distruzione potrebbero andare insieme… dopo aver scelto il colore della maschera, non si può tornare indietro, bisogna vivere.
Sicuramente il Karate Do non ha tutte le risposte, ma oserei dire che oggi emergerà con più vigore che mai, non c’è momento migliore per approfondire il nostro Zanshin, lasciamo che il corpo sia corpo, ma apriamo la porta ai poteri dello spirito, non lasciamo che il Muto e il Video vivano ciò che non appartiene loro, la nostra vita.