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La importancia del apoyo de los padres, en la práctica del Karate do

La importancia del apoyo de los padres, en la práctica del Karate do

Como dice el proverbio africano: Sólos llegamos más rápido, juntos llegamos más lejos.

(Versione italiana in calce)

En estos tiempos de cuarentena y resguardo, muchas cosas se daban por sentadas o que eran tan comunes que no apreciábamos su importancia (las crisis tienen esa característica nos llevan a un nivel de conciencia sobre algo concreto y cotidiano), en este tiempo (sin saber lo que iba a ocurrir más adelante) empecé un diplomado sobre la psicología del deporte abalado por la universidad de Maracay (estado Aragua Venezuela) modalidad  On Line, fue toda una experiencia sobretodo porque era mi primera vez en tomar un curso de éstas características (tengo para el momento de escribir este artículo 51 años de edad) y me encantan las clases presenciales, iba a familiarizarme con métodos novedosos donde una interacción directa con nuestros ponentes no sería posible. Cuando hice mi primera asignación fue un verdadero triunfo personal (muchos obstáculos, pero eso es otra historia) lo más importante fue activar las ganas de tener nuevos conocimientos, aprovecho para invitar a todo colega Sensei (y mis apreciados lectores) a adquirir una nueva habilidad, salir de su zona de confort y aunque no parezca pertinente cuando asumimos la responsabilidad de enseñar, siempre hay que mirar las nuevas tendencias con objetividad y bastante pragmatismo, la tradición hay que saberla entender en su justa medida pero para que nuestro conocimiento este vivo, siempre debemos estar dispuestos a aprender cosas nuevas.
La Psicología del deporte es una disciplina fascinante y algo que aprendí en este diplomado es que la Psicologia del deporte es una ciencia interdisciplinaria que toma elementos de la psicología, la fisiología, la kinesiología, la sociología y la biomecánica. Su objetivo es el estudio de los factores psicológicos en el rendimiento deportivo, así como las formas en las que la participación en el deporte y el ejercicio influyen en el desarrollo psicológico y el estado físico. 

La competición ocupa un lugar especifico en el entrenamiento de un Karateka de la actualidad.

El Karate-Do es un arte marcial pero tiene una faceta deportiva y cada organización participa ampliamente en algún tipo de torneo, sin importar el reglamento que utilicen (WKF, JKA etc.) la competición ocupa un lugar especifico en el entrenamiento de un Karateka de la actualidad, en mayor o menor grado (los invito a leer mi artículo Beneficios de la competición deportiva en el Karate-do) lo que implica que la ciencia del deporte y los métodos de entrenamiento también evolucionan aplicados al Karate-do deportivo, de hecho en el momento en que existe SHIAI (competencia) se está inmerso en la necesidad de conocer muchos parámetros para que el competidor salga airoso (no necesariamente ganador), pero en el fondo como Sensei queremos ver a nuestros estudiantes ganar (con el debido proceso, claro está) y a los padres también, (no creo que a ningún padre le guste ver perder a sus hijos) y es en este punto donde ésta experiencia que tuve en el diplomado de psicología del deporte me ayudo a tomar en cuenta un factor determinante en el rendimiento del alumno, como es el apoyo de sus padres. 

El alumno pertenece a un entorno psicosocial donde la relación con los padres es clave, los padres tienen una gran influencia sobre el alumno (naturalmente) y pueden motivar o desmotivar mucho, es una realidad que los números y los análisis en distintas disciplinas deportivas que ya se han realizado nos lo dicen (los números no engañan) y sirven como base para distintos trabajos previos que tienen que hacerse para lograr un estado optimo en el estudiante, no solo para una competición (esto es solo una faceta más de la amplitud del arte marcial) sino en todo el acompañamiento efectivo que debe tener el estudiante durante su crecimiento y evolución dentro de su Dojo.

Parafraseando a Mingol:
Para conseguir una mejora en cualquier jugador, el triángulo comprendido entre jugador- entrenador – padres debe estar bien definido y saber cada uno que es lo que debe aportar a la formación del jugador”. (Irene Comins-Mingol La ética del cuidado como educación para la paz, 2003, pp. 15-16).

Fig 1(Mingol, 2003, pp. 15-16)

Como apreciamos en la figura 1, la pirámide en su base debe tener en el mismo nivel al Técnico (el Sensei) y del otro lado a sus Padres y en la cúspide al Deportista (el alumno), en la imagen se ve a los padres y el Sensei en la base, que es donde se le puede dar un soporte solido al alumno, Mingol habla de deportista (lo que no está mal pues es el campo del que este autor hace su estudio) y si lo analizamos es fácilmente extrapolable a cualquier actividad y el Karate do lo aplica totalmente, como disciplina formativa de gran influencia en el desarrollo de la personalidad, crecimiento y evolución del practicante. El Shiai se nutre directamente de esta premisa y la experiencia a lo largo de mi carrera como Sensei lo corrobora, muchas veces la dinámica de relación Padres-Sensei y Sensei-Alumno no nos hace ver características que se nos escapan y cuando realizamos como Sensei cursos, actualizaciones y adquisición de nuevos conocimientos y métodos nos hacemos totalmente conscientes de ello.
Volviendo a la fig. 1, para que éste triangulo pueda mantener en la cúspide al alumno no pueden faltar los dos componentes en la base, sin los padres o sin el Sensei el alumno como tal no podría estar en la cúspide porque el triangulo no se formaría. En todo Dojo existen varios tipos de alumnos, una característica de los que se destacan (sobre todo en competición) son lo que tienen apoyo por parte de sus padres.

Un factor determinante en el rendimiento del alumno, como es el apoyo de sus padres.

Una recomendación es tener un registro de los eventos, haber preparado previamente a los participantes y haber organizado no solo al competidor sino también a sus padres; todo esto lo fui aprendiendo a lo largo del tiempo, con ensayo y error; lo que viene al caso es que los registros siempre arrojan como resultado, que los alumnos que tienen un sólido apoyo de sus padres son los que siempre se destacan (independientemente si terminan en el cuadro de ganadores) aunque siempre llega el momento en que ganan, además en el momento en que no se logra el objetivo, estudiamos el detalle que debe mejorarse (físico, técnico, táctico e inclusive psicológico), una característica también común es que existe una correcta y fluida comunicación entre los padres y el Sensei, cada uno ocupa un lugar importante y como mencione al principio desde su lugar son el sustento del alumno que por mas habilidades, aptitudes y talento puedan tener sino son forjados adecuadamente con el correcto entrenamiento nunca darán el resultado esperado. 

Otra característica fundamental es que debe existir plena confianza en las habilidades del Sensei y su conocimiento para cada entrenamiento. Un elemento que deben tomar en cuenta es, cuando los padres subestiman las habilidades de sus hijos sea por desconocimiento, por sobreprotección o desinterés. Un problema común es cuando la práctica del Karate do es solo una de muchas actividades del alumno (tuve un alumno que asistía a su colegio, hacia tareas dirigidas, jugaba beisbol, futbol, natación, karate y clases de ingles), llegó un momento en que tantas actividades simultáneas lo limitaron para destacarse en alguna de ellas.
En todo lo expuesto se puede concluir que el verdadero objetivo se logra cuando los padres y el sensei hacen un buen equipo, para el éxito del alumno.

Como Sensei mi responsabilidad es indicar el camino que se tiene que recorrer, buscar el conocimiento, seguir aprendiendo, tener una actitud autocritica, asumir nuestra humanidad y vencer el ego, superar los desaciertos y festejar los aciertos. La responsabilidad de los padres es llevar al alumno a su práctica, estar al tanto de lo que se realiza en ella y si el Sensei asigna algún ejercicio técnico supervisar que el alumno lo realice en casa.
La responsabilidad del alumno es cumplir con las enseñanzas que le dé su Sensei, y una vez que este trabajo en equipo se realice, aceptar el proceso (sin éste no hay resultado) asumirlo con ánimo, es en éste proceso donde se forja el carácter, se levanta la autoestima, se asumen los retos y se forjan las más grandes enseñanzas. 

Un problema común es cuando la práctica del Karate do es solo una de muchas actividades.

Hay que entender que el proceso es único e individual para cada alumno, como Sensei desde mi posición debo estar acompañando al alumno en cada etapa del camino y los padres también, una buena estrategia para que esta integración Padres-Sensei-Alumno se cumpla es comunicando de forma asertiva los planes, los objetivos, los cómo?, los por qué? y los para qué? de cada etapa del entrenamiento, hacer reuniones periódicas, realizar actividades de integración entre los distintos padres del Dojo, cursillos y talleres para padres (las escuelas para padres son una buena opción como elemento de integración, en el ámbito educativo han dado resultados y puede extrapolarse al ámbito del Dojo) muchos padres ignoran las características y exigencias del Karate do. A los padres también hay que acompañarles y explicarle cada duda que tengan, para que puedan ser el aliado que cada Sensei necesita y lograr esa base del triángulo donde lo deseable es que en la cúspide esté el alumno.
Como dice el proverbio africano: Sólos llegamos más rápido, juntos llegamos más lejos.


L’importanza dell’appoggio dei genitori nella pratica del Karate-do

Come dice un proverbio africano: “Da soli ci arriviamo velocemente, tutti insieme facciamo più strada”.

In questi giorni di quarantena e lockdown molte cose si davano per scontate o erano talmente comuni da non apprezzarne l’importanza (le crisi hanno questa caratteristica, ossia di elevarci a un livello di coscienza su quotidianità e concretezza); in questo periodo, senza sapere quello che sarebbe successo successivamente, ho conseguito un diploma sulla psicologia sportiva, approvato dall’Università di Maracay (stato dell’Aragua – Venezuela). Era un corso online e devo ammettere che è stata un’esperienza molto unica, perchè non ne avevo mai fatto uno. Attualmente ho cinquantun’anni e ho sempre amato le lezioni dal vivo, mi sono perciò adattato ai metodi nuovi non avendo altra scelta.
Quando ho svolto la mia prima prova è stato un trionfo personale (ho dovuto superare molti ostacoli, ma questo è un altro discorso) la cosa più importante è stata quella di attivare il desiderio d’imparare cose nuove, anzi, ne approfitto per consigliare ai Sensei (e ai miei apprezzatissimi lettori) di acquisire nuove competenze e di uscire dalla propria “comfort zone“. Anche se non sembra rilevante, quando ci assumiamo la responsabilità di insegnare dobbiamo sempre guardare alle nuove tendenze con obiettività e abbastanza pragmatismo. La tradizione deve essere compresa nella sua giusta misura, ma perché il nostro sapere sia vivo, dobbiamo allo stesso tempo essere sempre disposti a imparare cose nuove.
La psicologia sportiva è una disciplina affascinante e qualcosa che ho imparato grazie a questo corso è che è una scienza interdisciplinare che prende elementi dalla psicologia, dalla fisiologia, dalla kinesiologia, dalla sociologia e dalla biomeccanica. Il suo obiettivo è lo studio dei fattori psicologici durante le prestazioni sportive, così come il modo in cui la partecipazione a uno sport e l’esercizio fisico influenzano lo sviluppo psicofisico.

La competizione occupa un posto specifico nell’allenamento di un karateka di oggi.

Il Karate-Do è un’arte marziale, ma ha anche un aspetto agonistico e ogni organizzazione partecipa ampiamente a tornei e campionati, indipendentemente dalle regole che usano (WKF, JKA ecc.) La competizione occupa un posto specifico nell’allenamento di un karateka di oggi, in misura maggiore o minore (vi invito a leggere il mio articolo I Vantaggi della competizione sportiva nel Karate-do), e ciò implica che la scienza dello sport e i metodi di allenamento si evolvono e vengono applicati anche al Karate-do sportivo.
Infatti, quando siamo in presenza dello SHIAI (competizione) è indispensabile conoscere molti parametri affinché l’atleta raggiunga il suo scopo (pure se non necessariamente deve vincere), anche se, fondamentalmente, come Sensei vogliamo vedere vincere i nostri studenti (con il giusto metodo, ovviamente), come pure i genitori (non credo che a nessuno piaccia vedere i propri figli perdere). È a questo punto che il diploma in psicologia dello sport mi ha aiutato a tenere in considerazione un fattore determinante nelle prestazioni degli allievi: il sostegno dei loro genitori. 

L’allievo appartiene a un ambiente psicosociale dove il rapporto con i genitori è fondamentale, i genitori hanno una grande influenza sull’atleta, naturalmente, e lo possono motivare o demotivare molto. È una realtà che i numeri e le analisi, già realizzati in diverse discipline sportive, ci dicono (i numeri non ingannano) e servono come base anche nei diversi lavori precedenti che devono essere eseguiti per poter raggiungere uno stato ottimale nell’atleta, non solo per una gara (questo è solo un altro aspetto dell’ampiezza  dell’arte marziale), ma in tutto l’accompagnamento effettivo che l’atleta deve avere durante la crescita ed evoluzione nel proprio dojo. 

Parafrasando Mingol:

Per ottenere un miglioramento in ogni giocatore, il triangolo tra giocatore-allenatore-genitori deve essere ben definito e ognuno deve sapere come deve contribuire alla formazione del giocatore“. (Irene Comins-Mingol, La ética del cuidado como educación para la paz, 2003, pp. 15-16).

Fig. 1 La figura è nella versione spagnola
(Mingol 2003, pp. 15-16)

Come possiamo vedere nella fig. 1, la piramide alla sua base deve avere sullo stesso livello il Tecnico (il Sensei) e, dall’altra parte, i Genitori, sulla cuspide l’Atleta (l’allievo); nell’immagine si vedono i genitori e il sensei alla base, cioé da dove l’allievo può ricevere un solido supporto. Mingol si riferisce a un atleta (il che non è male dal momento che è il campo in cui l’autore fa il suo studio), se lo analizziamo si può facilmente adattare a qualsiasi attività, e il Karate lo applica totalmente, come disciplina formativa di grande influenza nello sviluppo della personalità, della crescita e dell’evoluzione del praticante.
Lo Shiai è alimentato direttamente da questa premessa e la mia esperienza acquisita come Sensei lo conferma, molte volte il rapporto dinamico Genitori-Sensei e Sensei-Atleta non ci fa vedere delle caratteristiche, ci sfuggono, ma quando come Sensei svolgiamo corsi, aggiornamenti e acquisizione di nuove conoscenze e metodi, ne diventiamo totalmente consapevoli.
Ritornando alla fig. 1, per mantenere lo studente in alto, le due componenti alla base non possono mancare, senza i genitori o senza il maestro, lo studente in quanto tale non potrebbe essere in alto, perché il triangolo non si formerebbe.
In tutti i Dojo ci sono diversi tipi di studenti, una caratteristica di quelli che si distinguono (soprattutto in competizione) è che sono coloro che hanno il sostegno dei loro genitori.

Un fattore determinante nelle prestazioni degli studenti: il sostegno dei loro genitori.

La raccomandazione è di avere un registro degli eventi, di avere precedentemente preparato i partecipanti, di avere organizzato non solo l’atleta, ma anche i suoi genitori; ho imparato tutto questo nel tempo, per tentativi e facendo anche degli errori.
Ciò che è rilevante è che i registri mostrano sempre che gli studenti che hanno un forte sostegno dai loro genitori sono quelli che si distinguono costantemente (indipendentemente dal fatto che finiscano nella tabella dei vincitori), anche se arriva poi il momento in cui vincono. Inoltre, quando l’obiettivo non viene raggiunto, studiamo i dettagli che devono essere migliorati (fisico, tecnico, tattico e persino psicologico) ed emerge una caratteristica comune, cioè che esiste una comunicazione corretta e fluida tra i genitori e il maestro, dove ognuno quindi ha un ruolo importante e, come ho detto precedentemente, essi sono il sostentamento dell’allievo; il quale, pur avendo capacità, talento e attitudini, se non fosse adeguatamente educato con una formazione corretta, non sarebbe in grado di raggiungere il risultato sperato. 

Un’altra caratteristica fondamentale è che ci deve essere la piena fiducia nelle capacità del Maestro e nelle sue conoscenze a ogni allenamento.
Un elemento che deve essere preso in considerazione è quando i genitori sottovalutano le capacità dei loro figli, per ignoranza, iperprotezione o disinteresse. Un problema comune è quando la pratica del Karate è solo una delle molte attività studentesche: avevo uno studente che frequentava la scuola, giocava a baseball, calcio, nuoto, karate e faceva pure lezioni di inglese, e c’è stato un momento in cui così tante attività simultanee lo hanno limitato nel distinguersi in ognuna di esse.
Si può concludere, dunque, che il vero obiettivo viene raggiunto quando i genitori e il maestro insieme formano una buona squadra per il successo del atleta.

Come Sensei, la mia responsabilità è quella di indicare il percorso da seguire, di cercare la conoscenza, di continuare ad apprendere, di avere un atteggiamento autocritico, assumere la propria umanità e superare l’ego, di superare gli errori e celebrare i successi.
La responsabilità dei genitori è di portare l’allievo alla sua pratica, di essere consapevoli di ciò che viene fatto e se il maestro assegna qualsiasi esercizio tecnico, di controllare che lo studente lo faccia a casa.
La responsabilità dell’atleta è di rispettare gli insegnamenti del suo maestro.
Una volta fatto questo lavoro di squadra, accettare il percorso (senza questo non c’è risultato) per assumerlo con spirito, è durante tutto ciò che il carattere è forgiato, l’autostima aumenta, le sfide vengono gestite e sono dati i più grandi insegnamenti.

Un problema comune è quando la pratica del Karate è solo una delle molte attività studentesche.

Deve essere chiaro che il percorso è unico e individuale per ciascun studente. Da maestro la mia posizione richiede di accompagnare lo studente in ogni sua fase, anche assieme ai genitori. Una buona strategia affinché questa integrazione Genitori-Maestro-Allievo sia realizzata è comunicando assertivamente i piani, gli obiettivi, il come, il perché e per cosa di ogni fase della formazione; organizzare incontri periodici, svolgere attività d’integrazione tra i genitori del dojo, corsi e workshop per genitori (le scuole per genitori sono una buona opzione come elemento d’integrazione, nel campo educativo hanno dato risultati e possono essere estrapolati a livello di dojo), perché molti di loro ignorano le caratteristiche e le esigenze del Karate. Anche i genitori devono essere accompagnati e ricevere risposte a ogni loro dubbio, in modo che possano essere l’alleato di cui ogni maestro ha bisogno e raggiungere quella base del triangolo dove la cosa auspicabile è che al vertice ci sia preferibilmente lo studente.
Come dice un proverbio africano: da soli ci arriviamo velocemente, tutti insieme facciamo più strada.

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